20110211

Sustentable hasta la náusea

Hace poco, Jarrett Walker, autor de Human Transit publicó una breve entrada sobre esa indigestión compartida por el término 'sustainable', que en español hemos tenido a mal traducir como 'sustentable' porque, supongo, es lo que más parecido suena.

La raíz etimológica del término, en todo caso, es el latín sustinere que a su vez se descompone en sub (debajo, o desde abajo) y tenere (tener, o tomar). En español, la raíz latina engendró dos términos equivalentes, aunque semánticamente muy distintos: sustentar y sostener, mientras que en inglés ambos significados convergieron en 'sustain'. De acuerdo a qué tanto quiera uno creerle ya a la Real Academia Española (RAE) después de sus desfiguros recientes, el término "correcto" al que se hace referencia cuando se habla de desarrollo, por ejemplo, es 'desarrollo sostenible', y no tanto su primo aparentemente más popular 'desarrollo sustentable'. (Por lo mismo, con el solo afán de joder se antoja más bien utilizar 'desarrollo sustentable' en su lugar). A la voz de "en México / Latinoamérica se permiten las dos" he dejado la discusión en paz más de una vez, pero... ¿quién es el/la que permite las dos? Más parecería que el que muchos permitan ambos términos es porque a pocos les importa la diferencia. Consultado también el cada vez más distinguido y apreciado Diccionario del español usual en México, inclusive, la diferencia entre sustentar y sostener se mantiene, aún cuando no se hace referencia específica al 'desarrollo sostenible'.

'Sustentar', que viene de 'sustento', y cuyas otras acepciones son 'alimento' y 'defensa' o 'apoyo' a cierta idea o argumento, es casi un sinónimo de 'sostener' con la excepción de que tiene una connotación más hacia la plataforma lógica que apoya y da fuerza a un argumento. 'Sostener', por su parte, viniendo de 'sostén' tiene atribuciones semánticas más enfocadas hacia la física (espacio-temporal, si se quiere) de 'mantener' algo en su lugar por un periodo de tiempo. Quien sustenta un argumento le da razones y fortaleza a su validez, mientras que aquél que sostiene un argumento lo mantiene y prolonga, usualmente, sin cambios.

En un texto que flota en la red, atribuido a don Arrigo Coen A. se lee:

El truco semántico está en separar, entre todas las acepciones de los tres verbos [sustentar, sostener y mantener], por una parte las que sólo implican 'asentamiento', 'base', 'apoyo', 'sostén', 'firmeza', 'seguridad', y por la otra parte las que solamente supongan 'alimentación', 'nutrimento', 'manutención'.
Así tendremos que sostenible se refiere al aspecto endoestructural del sistema de que se trate, lo que ha de permanecer firmemente establecido, asentado, fijo, inalterable, inamovible.
sustentable será lo supra- o superestructural de ese mismo sistema, lo que requiere que se lo esté alimentando, proporcionándole los medios de sobrevivencia y de persistencia, a fin de que pueda extender su acción, no sólo en su ámbito (espacio) sino también en el tiempo.

El debate y la pregunta misma podrían ser ociosos, y mucho, pero detrás de él está el que la esencia real de lo que se habla aún es confuso y poco claro, y por lo mismo, se aplica ambiguamente y se aplica de más y se le aplica a casi todo para hacerlo sonar más 'ético' o 'verde', o 'amigable con el medio ambiente'... hasta 'políticamente firme', en ocasiones. Pensemos en cualquier ejemplo y sometámoslo a la pregunta: ¿este es el tipo de sistemas que debemos 1) sostener (defender, mantener) o 2) sustentar (justificar)? ¿El desarrollo (o cualquier otro fenómeno) debería ser 1) sostenido (mantenido, continuado) o 2) sustentado (apoyado, subsidiado)? Quizá exagero, y por supuesto la decisión es libre, pero no está de más hacer el ejercicio.

El que se haya abusado del término ha causado que su uso empalague a quien lo usa y a quien lo lee o escucha provocando que la idea latente detrás de 'lo sostenible' resbale fuera del discurso y se olvide. Walker sugiere términos como 'durable' o 'resistente' (resilient) al tiempo al que llama a encontrar términos más coherentes. ¿Qué tal 'Urbanismo prolongable', o 'movilidad mantenible'? ¿Políticas duraderas? ¿Agricultura persistente? Ciudades tenaces... desarrollo permanente...

Al final de todo, y dejando a un lado la disyuntiva lingüística, ¿qué tan sostenible es lo sostenible? Sabemos, por un lado (desde Heráclito), que nada es para siempre y que todo cambia. El sistema terrestre no es eternamente 'sostenible' y al día de hoy nada ha probado sobrevivir intacto al tiempo (como también se argumenta en el blog mencionado al inicio), y es un poco ingenuo pensar que nuestros esfuerzos sostenibles se mantengan no sólo para siempre, sino en un marco de tiempo a largo plazo. La "sostenibilidad" necesitaría siempre un marco espacial y temporal de referencia y validez, que además, pudiera ser modificado a necesidad. Es bueno e importante, aun así, que nos hayamos dado cuenta y nos preocupemos ahora porque lo que emprendamos tenga sentido también hacia el futuro, y contabilicemos desde ya todo aquello que damos por hecho (una idea que existe desde 1973 y antes). El debate (que ya no cabe en esta entrada) sobre el cambio climático y la muerte por carbono del planeta nos tiene muy preocupados porque existe la posibilidad de que el (muy) relativamente estable mundo post-Nagasaki, cómodo para algunos, cambie y desfigure al planeta como lo conocemos. Y está bien. Pero es un poco iluso. Como dice el sustentado cínico -y cómico- George Carlin en el video de abajo, "el planeta está bien", los que no, somos nosotros... y aún así, no necesariamente todos.


(Fuentes: ver ligas. Imagen adaptada de A. Hulme)

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